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UN CUENTO RUSO, DE ISAAC BABEL

Entre los escritores rusos de antes del realismo socialistas, destaca la figura de bufón del judío Isaac Babel. En 1938, Babel era considerado como el mejor prosista ruso, es¡ como Borla Pasternak era el más notable poeta. Ambos luchaban por una Idea semejante : salvar a la literatura soviética del manerismo oficial que se anunciaba.

Isaac Babel, con la honestidad de los humildes, dejó de escribir cuando el rigor staliniano se metió a crítico de literatura. Sin embargo, el autor de «Caballería roja» era uno de esos hombres nacidos para escribir, y confió a Clara Malraux que tenia en su despacho un manuscrito reciente «muy bien escondido».

Tal vez el «hallazgo» de este manuscrito fué la causa de su deportación y muerte en Siberia. Era en los tiempos en que el Consejo de Ancianos caía con un tiro en la nuca. Mucho menos que «escribir y esconder» una novela bastaba para asesinar a un hombre. Toda una generación de escritores asesinados lo atestigua.

Poco antes de la guerra, cansado de la atmósfera densa de Moscú. Babel pidió y logró la dirección de un «koljos» caballar. Los caballos eran su pasión, y las galopadas de las bestias de su Horas debla recordarle las legendarias cabalgadas con sus hermanos de «Caballería roja».

Este libro, «epopeya» de una época, nunca fué editado en Rusia. Extraña paradoja, tratándose del relato de una revolución guerrera que en aquella época aun quería ser generosa, triunfal y popular.

La obra de Isaac Babel se extiende a unos cincuenta relatos escritos entre 1923 y 1930, tiempo en que el «realismo socialista» no había esterilizado la literatura rusa.

El cuento que insertamos, «Una carta», forma parte de «Caballería roja», donde se recoge la campana del general Bondienny contra los polacos, campaña en la que Babel tomó activa parte, con una unidad de cosacos, muriendo, pasados los aftas (1939 ó 1940) en un campo de concentración.

Isaac Babel es un escritor ruso, popular y tradicional. Su manera de interpretar el cuento y el relato halla ascendiente directo en los grandes narradores y cuentistas rusos: Chelov, Andrelev, y singularmente en Gorki y Gogol.

Si se puede hablar del «cuento ruso» como género literario individualizado y autónomo, Babel, dentro de tan ejemplar arte, es maestro consumado. El es un escritor popular en el sentido más estricto. Del pueblo toma el motivo. el carácter y el ambiente. «La Carta» está concebida como lo estuviera en la mente del soldado que la dictó. Dijérase que el artista no ha hecho más que proporcionar a la carta medios expresivos de corrección y propiedad, tan sólo sintácticas, sin olvidar ni un solo rasgo elemental e ingenuo, tal como en el pensamiento y en la sensibilidad de un soldado anónimo se pueden imaginar.

Babel se halla íntimamente emparentado con Gorki en esta manera popular de concebir el relato. Los personajes conservan toda la naturalidad y frescura propias del pueblo. La carta que el soldado Kurdlonkov escribe a su madre, a través de la pluma de Babel, es muy semejante a la que Konovalov, el vagabundo, dicta al panadero Máximo. En ella se Incluye todo aquello que puede contar a su madre e Inquirir de ella un soldado en el frente : nombres de parientes y amigos, y aun de animales domésticos, vienen a la memoria de Kurdionkov, lejos de su casa.

El estilo de Babel guarda también singular semejanza con el de Gogol, especialmente en el diálogo y en la descripción de la familia rusa, con su carácter jerárquico a la par que entrañable. El diálogo entre padre e hijo, del cuento que transcribimos, recuerda insistentemente las palabras que mediaron entre los hijos y el «patriarcal de Tarass Boulba.

La tradición es una constante informadora de la literatura rusa: la familia con la fuerza tajante del patronímico (los Karamazov, los Atamonov...), el pueblo con su costumbrismo casi litúrgico, y la raigambre religiosa, presente en los iconos, en la palabra de Cristo, y aun en la forma natural del saludo.

Resulta Impresionante, más que paradójica, la constante invocación que el soldado comunista hace a Cristo en la carta que escribe a su madre, y la Imagen del Salvador como meta de bondad y de cumplida recompensa.

Babel es un escritor ruso, nacido y desarrollado en la mejor tradición literaria y espiritual de su país.

Hoy es una víctima más del comunismo. No ha sido «rehabilitado» ni lo será en el futuro soviético. El que leyere «La carta» del soldado Kurdlonkov, comprenderá fácilmente que la espiritualidad, el tradicionalismo y el espíritu religioso de Isaac Babel son totalmente incompatibles con la «dogmática» del Kremlin. Y, finalmente, su origen judío hace aun más imposible toda forma de «rehabilitación».

INDICE DE ARTES Y LETRAS - 01/03/1957

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