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LOS POETAS DEL PRIMER RENACIMIENTO CASTELLANO-LEONÉS.

POESIA. LOS POETAS DEL PRIMER RENACIMIENTO CASTELLANO-LEONÉS.

CAUCE 2000 05-88



El Renacimiento entró en Castilla-León por tierras de Palencia, cumplidas y bien cumplidas en su desarrollo las tres etapas decisivas que suelen traer al caso textos y manuales. Hay, en efecto, un Renacimiento palentino del siglo XIV, ejemplarmente im-preso en las "Glosas de sabiduría" o "Proverbios morales", de Don Sem Tob ("judío de Carrión"); un Renacimiento del XV, triplemente presidido, compartido y divulgado por el también carrionés marqués de Santiltana y por Gómez y Jorge Manrique, que eran de Paredes de Nava, y un Renacimiento de plenitud, desplegado, a caballo de los siglos XV y XVI, por una nutrida nómina de pintores y escultores: Pedro, Alonso e Inocencio Berruguete, Francisco Giralte, Alejo de Vahía, los Villoldo, el maestro Tejerina, el maestro de Paredes, el de Becerril, Ortiz, Roda, Saldaña, Roque Fernández, Herrera, Hermosa, Antón Calvo, Díaz Minaya...



¿A qué achacar semejante profusión artística en el tránsito, digo, del Medievo al Renacimiento? Hay un dato, no siempre tomado en cuenta y poseedor de un punto luminoso de verdad: el fundamento universitario de la incipiente cultura palentina en el corazón de Castilla-León y para ejemplo y acicate de España entera. La primera universidad española, y una de las primeras del mundo, fue la de Palencia. Creada por Alfonso VIII, en 1208, el "alma mater" palentina entrañó y difundió el saber de su tiempo, antes de que se creara, en 1248, la de Salamanca y viera la primera luz, un siglo más tarde, la de Valladolid. Todo ello acontecía, como puede verse, en tierras castellano-leonesas.



Ninguna pauta o pista se me antoja tan segura, a la hora de refrendar la validez de un precedente, que su propia constancia y persistencia con el correr del tiempo. Si algo se contempla, desde el hoy y hacia atrás, con magnitud y relevancia es que en su tiempo floreció adornado de ambas virtudes. ¿Cuál es la consideración de Don Sem Tob desde el presente en curso? Valga por toda o mejor respuesta la huella dejada por sus versos en los versos, por ejemplo, de Antonio Machado. Los "proverbios" machadianos no parecen, a veces, sino traducción de los del poeta carrionés, en punto igual de ironía, y con cita, incluso, de su propio nombre: "Como Don Sem Tob/ se tiñe la barba/ y con más razón".



Tampoco niega Machado el influjo del marqués de Santillana, llegando en alguna ocasión a la identidad la resonancia de ritmo y rima. "Desde que nací/ no vi tal serrana/ como esta mañana", dejó galanamente escrito éste para que aquél lo volviera a entonar, como el eco del eco, en la gracia de su propia estrofa: "Desde mi ventana/ campo de Baeza/ a la luna clara". Es el aire serrano del poeta y marqués palentino ("en un verde prado/ de rosas y flores") el que deja en el fino oído machadiano cadencias y rumores ("del monte bajé/ sólo por bailar con ella,/ al monte me volveré") de pastores y pastoras en pleno y renovado ejercicio de amores y amoríos.



¿Y Jorge Manrique? En punto tal la declaración de Antonio Machado llega, exac-tamente, a la veneración: "Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar,/ gran cantar./ Entre los poetas míos/ Manrique tiene un altar". Y la verdad es que la metáfora del vivir, como fluir de ríos y más ríos que corren a la mar de la muerte, penetra, verso por verso, lo más y mejor de la poética de Antonio Machado... y la de unos cuantos vates de nuestro tiempo. Es, por ejemplo, la "muerte vestida de almirante" la que en "Residencia en la tierra", de Pablo Neruda, viene atrevidamente a coronar la imagen de los ríos camino de los mares, del mismo modo que la taumatúrgica virtud manriqueña de "hacer memoria del futuro" se ve recogida y genialmente ampliada por César Vallejo: "Me moriré en París con aguacero/ un día del que tengo ya el recuerdo".



Si a la hora de dar por válido un precedente no hay pauta más segura, como ya quedó apuntado, que la constancia y persistencia con el correr del tiempo, pocos poetas se nos ofrecen (desde la edad aquella en que el Medievo fue dando paso paulatino al Renacimiento) en posesión de vigencia tan comprobable. ¿Y Gómez Manrique? A él (y un poco después al salmantino Juan del Enzina) hay que atribuir el nacimiento propiamente histórico del teatro español.. Fue, en efecto, su "Auto de Navidad" (escrito para ser representado en el convento de Calabazanos) la primera obra teatral que, desde el prematuro y anónimo "Auto de los Reyes Magos", apareció escrita en lengua castellana.

¿Cuatro grandes poetas en apenas un siglo? Sí, y los cuatro de Palencia.

CAUCE 2000 - 01/05/1988

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