Ir a SantiagoAmon.net
El buen ejemplo de Ubeda

Urbanismo.El buen ejemplo de Ubeda

ABC.10-11-84

LLegar a Ubeda poco menos es que hallarnos de pronto, y sin salir de suelo español, en un lugar de la Italia renacentista. ¿Hasta qué punto? «Hasta el punto -advierte Eugenio d'0rs- de creernos transportados a Ferrara, a Brescia. a alguna de aquellas ciudades menores del norte de italia, puros santuarios de la universal devoción.» Llega el viajero al parador del Condestable Dávalos y la duda persiste tras enfrentarse el ojo a la tensa horizontalidad de la fachada y quedársele quieto el pie en las losas del patio. Y ha de volver al exterior el visitante si quiere ver desvanecido el sueño en la arista angular de la ventana.

El norte de Italia da paso al sur español en el choque, sin más, de la mirada con las esquinas del inmueble. Normal parece que el edificio se asome al exterior a través de las ventanas abiertas, en mayor o menor medida, a los cuatro vientos. Normalidad ajena, que en Ubeda pasa a ser abundancia propia. Hay, ciertamente, ventanas en la fachada del parador del Condestable Dávalos. pero las hay también en las esquinas. Ventanas angulares con parteluz de columnas de mármol que desde allí van dejando su huella y su memoria (palacio de Vela de los Cobos, palacio del conde de Guadiana,..) a lo largo de la ciudad y como certificado o fe de la ciudad misma. Y no le hace falta más al viajero para saberse en Ubeda.

Ubeda, la de las gentiles ventanas angulares... y de los patios y paslltos como embrión y pauta de la ciudad entera. Si la ciudad. en general, resulta traducción de la casa, en verdad que Ubeda se nos hace paradigma literal de ambos extremos. Por mucha ciencia que te echen los urbanistas al "planeamiento» (y así nos ha ido) de las ciudades. chocarán sus propuestas con la evidencia de estos dos datos: que la calle urbana no es más que trasunto del patio doméstico, no pareciendo otra cosa la plaza que correlato del patio vecinal. Pasillo por pasillo se organiza la morada, y la ciudad calle por calle. Ordenación de cuatro fachadas interiores es el patio, y de otras tantas fachadas extemas la plaza abierta de par en par.

En patios y pasillos de los palacios, iglesias, conventos y viviendas de Ubeda se nos brinda el germen, digo, y el modo de toda la ciudad hasta el extremo de hacérsenos ejemplar e insensible (sobre el ejemplo y la costumbre misma de un siglo XVI tan a la mano) el tránsito del interior al exterior y viceversa. ¿Un guía de excepción? El maestro Andrés de Vandelvira, espejo de modales para el nacido en Ubeda y lección elocuente para el foráneo, desde los mejores días del Renacimiento. De su mano pasa el viandante de la fachada al patio del palacio de las Cadenas, y de allí vuelve a la plaza de Vázquez de Molina sin saber del todo dónde acaba lo de dentro y comienza lo de afuera. Si la fachada dicta la escala y "estatura del conjunto, es el patio, con su doble pasillo, el que orienta y determina el dónde y el cómo de la trama urbana.



Un viaje de ida y vuelta sobre un mismo territorio y a favor sólo del espacio proporcional que desaloja el propio alojamiento: un viaje que puede repetirse y volverse a repetir sin solución de continuidad de dentro afuera y de fuera adentro. La variedad de pasillos sobre la unidad del patio del palacio de la Rambla, ¿no halla traducción literal en el unitario y vario repertorio de las calles adyacentes? ¿Qué es el palacio del marqués de Mancera sino pulso interior entre lo popular y lo aristocrático, y exteriorizado parangón de las diversas formas de vivir reducidas a la unidad? ¿Dónde hallar la profusión de estilos que en un puño congrega el patio del convento de Santa Clara y la dudad extiende a través de sus épocas milagrosamente unificadas por el Renacimiento?



Y el hospital de Santiago. De no haber reparado. aún estando tan a la vista, en ese portentoso diálogo entre la ciudad y sus monumentos. deténgase el transeúnte ante el hospital de Santiago y de la mano. otra vez, de Vandelvira pase a sus adentros.«Arquitectura orgánica" No, no hace falta recurrir al magisterio de Frank Lloyd Wright y otros abanderados de la modernidad para dar con la admiración del título. Desde la doble andanada del claustro, el patio se genera a sí mismo y proyecta, puertas afuera, su propia génesis como «órgano que es, o «agente en gerundio", que dijo César Vallejo. El hacerse y mostrarse del edificio (trasunto, repito, y correlato de un suceso único) es el hacerse y mostrarse de la ciudad. Aquellos «tres espacios» que certificaban el buen acuerdo de la dudad renacentista (y a los que atenerse debe la dudad simplemente bien hecha) no parecen sino sobrevenidos a una en la faz del hospital de Santiago. Austero y solemne, el «espacio representativo» de la fachada se torna paulatinamente «lúdico» (inmediatamente participativo) en la lonja que le antecede a una mano del «espado empírico» en que se desarrollan los trabajos y los días de lo habitantes. Lejos de quedar anclado (como tantos y tantos, monumentos de otras ciudades .en el maremagnum de un territorio que fue y ya no es de su pertenencia, el hospital de Santiago presidede el acontecimiento diario de Ubeda y sin aspavientos dicta la pauta de su rehabilitación.



Lo primero era, en efecto, rehabilitar el inmueble ayer hospitalario y en demanda hoy (caduco su antiguo empleo) de nuevos usos. Y asi se hizo .Pocas ciudades cuentan, a la hora de la cita cultural y social, con un «triple espacio" (multiplicado en su propia unidad) como el que su antiguo hospital regala hoy a los ubetenses. Luego, y por exigencia de lo hecho, vendría lo demás: la rehabilitación de la ciudad entera a la luz (y no por aislamiento, como es mala costumbre ajena) de aquellos otros y otros monumentos que dan fisonomía a la trama urbana y lugar al ciudadano. Y en ello anda el Municipio, para constanda y pervívencia de un poblado auténticamente histórico, satisfacción de propios y estímulo de extraños.



Viajen a Ubeda quienes prosiguen en el insensato empeño “planificador” y salgan, con el solo ver, de su constante errar. Pasillo y patio domésticos (asi de sencilla es la cosa) entrañaban, Insisto, la causa y el modo de la calle y la plaza urbanas. Desaparecido de la vivienda el pasillo y confinado el patio a poco más que la nada. ¿cómo serán calle y plaza de la «ciuudad nueva"? Las que usted conoce y padece. ¿Dónde vive el ciudadano al uso? Urbanización, parcela. polígono, bloque y nicho... son las señas -elocuentes- de su precario (o funerario) morar y convivir. Desechados los dos elementos fundamentales de la relación, ni las casas de hoy son casas, ni ciudades las ciudades.



Si llegar a Ubeda equivalía hasta ahora a encontramos sin aviso, y sin salir del suelo español, en un punto de la Italia renacentista, a contar de ahora el choque placentero acarrea toda una lección: el propósito de rehabilitar el casco histórico a la luz y a la par de los monumentos. En patios y pasillos de sus edificios monumentales perdura el germen y el modo de toda la ciudad, haciéndose ejemplar e Insensible el tránsito del interior al exterior. Adecuar el modo e infundir el germen a los nuevos usos se dice rehabilitar y reanimar. Y esto es lo que allí se está llevando a cabo con el consentimiento del común y el guiño complaciente de aquella ventana angular que al que se cree en Ferrara o en Brescia le advierte de que se halla en Ubeda.

ABC - 10/11/1984

Ir a SantiagoAmon.net

Volver