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Ha muerto Saint-John Perse

El desdoblamiento de la realidad próxima y el trueque o metamorfosis de las partes desdobladas en pro de una realidad más plena, más cercana al futuro inmediato (a cada futuro inmediato)..., vienen a ser la sustancia y el método de cuantos versos y “celebraciones” haya alumbrado el gran poeta francés recientemente fallecido (el dia 20, por más señas, del pasado septiembre). El mundo en tránsito perpetuo, y la conciencia del hombre absorbiendo dicho tránsito vital, traduciéndolo en palabra renovadora y recuperadora, en signo orientador. El hombre desdoblándose a los cuatro vientos e incorporando el ir y venir y retomar del universo circunstante, el hombre en la encrucijada de todos los caminos de la vida, el hombre repitiendo su propio nombre de hombre entre las cosas y sucesos del día, convirtiendo cosas y casos en mito revelador:



Aún el hombre huye de su sombra por la senda del hombre



y la humareda del hombre en la techumbre



y oleadas de hombres en la ruta

y la sazón del hombre en nuestros labios, como un tema futuro.



Este texto, tomado del capitulo IV, versículo 2 (Saint-John Perse adopta, por buena costumbre, la pausa y medida de los poetas bíblicos) de su libro «Vientos» y traducido por mí y a mi modo, deja no poco en claro la agobiante reiteración del tema humano, su incesante despliegue entre las cosas, la absorción paulatina de lo ambiente y la floración multitudinaria del hombre de cara al porvenir. Otros mil serían los versos de Saint-John Perse que habían de acumular sin cabo la escalada del hombre hacia el futuro: «La muchedumbre propagada que repercute en nosotros…”. «La súbita maduración de otro

mundo en pleno mediodía de nuestra noche...». «Una promesa sembrada de ojos como nunca le fue hecha al hombre...». «Tu sueño de hombre y de inmortal...». «El gran horizonte de los hombres...». «El corazón en tinieblas del hombre, lugar del ávido y del ardiente y de tanto amor aún no revelado...». «El hombre tiene autoridad sobre todos los signos de la tierra...». Aquellos que olfatean un pensamiento nuevo entre el frescor del abismo, los que entonan los cuernos en las puertas del futuro...». «Quien revela entre sueños tantas y tantas leyes de la trashumancia y del despliegue; el que busca en el fondo de la sonda el barro rojo con que modelar el rostro de su sueno...». «Gran edad. Aquí estamos. Ea, tomad el pulso al corazón del hombre». «Somos pastores del futuro...»

UNA INTERPRETACIÓN DE LA CONCIENCIA DEL HOMBRE.

Desdoblamiento y metamorfosis y, a favor de tal comente, el vislumbre, sin pestañeo, del futuro. Toda la poética de Saint-John Perse es reiteración acrecida y acumulada, «vis repetitiva», mejor que va-riación sobre un tema único: la conciencia del hombre, traducida en voz impenitentemente alertadora y reveladora, ascensión universal y distensión sin pausa hacia el eterno e inmediato porvenir («Una única y larga frase sin cesura para siempre...). La propia vida dé Sain-John Perse obedece fielmente a la idea central de su poesía:

el desdoblamiento radical del hombre que, en su caso personal, abarca su extraña andadura (isleño y cosmopolita, diplomático y explorador, aclimatado al silencio de muchos años, al tiempo que difusor de una voz perpetuamente, ecuménica) por las vastas sendas del mundo y por los pasillos de su retiro voluntario. La metamorfosis

misma de su nombre (con los mil juegos que en torno ella nos brindan el santoral y el mapa) parece abundar en esta obstinada transustanciación del hombre, de cara al inmediato y siempre nuevo porvenir.

EN INTIMA COMUNIÓN

Nació Saint-John Perse el 31 de mayo de 1877 en Saint-Léger-les Feuilles, pequeña isla de las Antillas Francesas y muy cercana a la de Guadalupe. Es curioso advertir que la solitaria tierra de su nacimiento tuviera por nombre su propio apellido, aun sabiendo que, dentro del marco de la hegemonía francesa, aquella pequeña isla era, prácticamente, propiedad de su familia. Su nombre de pla íue Alexis Saint-Léger Léger, venido al mundo en la isla de Saint-Léger. ¿Cabe mayor afincamiento en el suelo de su natalicio y comunión más intima con la entraña de su propio nombre? ¿Cabe, al propio tiempo, mayor ligereza («como hoja del universo»), más tenue liviandad en el aluvión de los vientos («Vientos» había de titularse su libro decisivo), puro eco, conciencia última, como de un tema repetido y vuelto a repetir en el aire?: Alejo San Ligero Ligero (fueron, traducidos al castellano, su nombre de pila y sus apellidos legítimos) venido al mundo en la isla de San Liger ¿Quién podría sufrir, desde el suelo nutrido y el nombre nutricio,un enigmático apellido y terminó por lla marse, con acento añejo d martirologio, San Juan el Persa

¿Por qué el Persa? Sus correrías por el Oriente, alternando las artes de la diplomacia con los oficios del explorador, no respondían en absoluto a este apelativo. Para tales menesteres él seguía siendo Alejo San Ligero Ligero, reservando la canonización de su nombre y lo oriental de su nuevo apellido para asuntos exclusivamente poéticos, aunque fueran éstos los que hablan de conferirle advocación universal. Humanista integral (estudió letras, leyes, diplomacia, medicina, geología, botánica... y asistió a los cursos de Altos Estudios Comerciales) había acudido a la fuente primigenia de algunos poetas griegos, como Píndaro, y de ¡otros latinos como Persio. Y fue en homenaje a éste, cuyas ingeniosas y no poco difíciles sátiras leyera con atención en su juventud, la gustosa adopción del nuevo nombre y definitivo apellido.

¿DESDOBLAMIENTO O DESGARRAMIENTO?



Que se me ahorre toda referencia a mi vida diplomática —escribía Saint-John Perse, en 1914—. No en vano he adoptado un pseudónimo literario y he practicado siempre el más estricto desdoblamiento de la personalidad... De hecho, todo vinculo entre Saint-John Perse y Alexis Saint-Léger lleva inevitablemente a falsear la visión del lector y viciar tremendamente su interpretación poética». Garaudy, en su excelente libro «Hacia un realismo sin fronteras» (que incluye a Picasso, a Kafka y a nuestro hombre, y del que yo he hecho más de una vez la glosa, con no pocos elogios y algún que otro reparo) interpreta la rotunda afirmación de Saint-John Perse («Yo siempre he practicado el más estricto desdoblamiento de la personalidad») de un

modo muy particular y muy parcialmente alusívo a la personalidad del hombre con. temporáneo («hombre desgarrado en dos, hombre de nuestro tiempo: tiempo de los hombre dobles»), trayendo en su apoyo ciertos textos de Aragón» tomados de «Les beaux quartiers» y caprichosamente refe ridos a nuestro personaje o a la afirmación ya comentada: «Nosotros somos como los otros seres dobles (...). Yo siempre he hecho partes de mi vida.. »

Sea, pero no sea menos válida la interpretación de la frase de Saint-John Perse referida a su propio (contexto o al cómputo de su biografía, mejor que al sentido y alcance poético de su voz, alentada, ante el vislumbre del porvenir, por la coincidencia vital de estos dos términos de clara ascendencia bergsoniána: disociación y expectativa, términos y conceptos que a su vez incluyen la experiencia en el riesgo y la negación del «proyecto finalista», en cuya práctica recíproca le es dado al creador el tacto del porvenir como al dictado de este texto de Bergson: «Aquí hay algo "más y mejor que un plan que se realiza, Un plan es término asignado a un traabajo:

cierra el porvenir del que construye la forma». Sólo a espaldas suyas se hace posible la creación y «permanecen abiertas las fuerzas del futuro».

De este corte es el desdoblamiento de que habla Saint-John Perse y rezuman por doquier sus «elogios» y «celebraciones». El poeta desdobla («disocia») la realidad próxima y acepta y fomenta la metamorfosis de las partes desdobladas en pro de una realidad más plena y más cercana al futuro inmediato, al porvenir expectante del hombre. Porque sólo el disloque y consiguiente sobresalto de lo conocido nos puede acercar a la luz de lo que desconocemos, es decir, a la luz de la creación en su acepción más estricta. Y este proceder implica riesgo, supone peligro, exige, a la manera del explorador, aceptar la ventura de cara a lo por conocer y lo por venir.

CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO - 01/10/1975

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