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SAN PEDRO EL VIEJO Y EL TOISÓN DE ORO

De San Pedro el Viejo sale Jesús el Pobre. Cada Jueves Santo se pone en marcha, así es, la procesión desde aquella iglesia, con el paso sobredicho y. los doscientos cofrades de la hermandad penitencial más antigua, cuentan, de la Villa y Corte. Costanilla de San Pedro arriba y costanilla de San Pedro abajo, va y viene el litúrgico y popular cortejo por el Madrid de los Austrias, cruzando plazas tan nombradas como la Mayor, la de Puerta Cerrada, de la Provincia, de la Cebada, Cascorro, Tirso de Molina... y calles del linaje de la del Nuncio, Sacramento, Segovia, Toledo, El Salvador, Cava Baja...

Dicen de Jesús el Pobre a esta procesión de Jueves Santo por distinguirla de la del Rico, que al día siguiente parte de la aristocrática basílica de Medinaceli, tras haber escuchado, todos los viernes de marzo, la súplica de miles de madrileños. El titulo legítimo de la iglesias de Jesús el Pobre es el de San Pedro el Real, fundada por Alfonso XI en memoria de la toma de Algeciras. Empezó á llamarse de San Pedro el Viejo para evitar confusión con. la parroquia de San Pedro el Real, creada, a finales del XIX, con culto solemne a la Virgen de la Paloma. Y al .haber San Pedro el Real por partida doble se dio el nombre de Viejo, naturalmente, al que más lo era.

De San Pedro, pues, el Viejo o el Real, trátase de un templo asentado en la marea urbana como una isla, asomadas sus cuatro esquinas a. otras tantas calles:: la de Segovia, la del Nuncio, la travesía del mismo nombre y la costanilla de San Pedro. En el semanario «Villa de Madrid» (1631 de marzo de 1988), editado por el Ayuntamiento para «información»(?) del vecindario, se nos dice que esta iglesia es la segunda más antigua de la capital de España. Séalo su torre mudejar del siglo XIV, y sólo a medias. Anterior a ella, además de la de San Nicolás, del XII, se alza en el cementerio de Carabanchel la de Santa María la Antigua, de la centuria siguiente.

Airosa torre de ladrillo es ésta de San Pedro (el viejo o el regio), que en la perspectiva abierta desde el plano inferior de la plaza de la Paja, y a lo largo de la angosta calle del Principe de Anglonas, cobra toda su altivez y grandeza. Grácil atalaya mudejar, coronada (dato omitido por «Villa de Madrid»} con un campanario de traza herreriana. Lo que si divulga el «informativo municipal», en favor del dislate, es que la iglesia tiene (literalmente) «una portada plateresca en la que se pueden apreciar los típicos escudos reales anteriores a los Reyes Católicos que existen en Madrid».

Ni por vía de milagro seria aceptable tamaño desmán, que a entrañar viene lo que los filósofos denominan «imposible metafísica» y ni a la divinidad misma le es dado resolver. Mal, en efecto, pueden distinguir cualquier empresa regia precursora de la de Isabel y Fernando dos escudos adornados con un signo (¡ni más ni menos que el «Toisón de Oro»!) posterior al gobierno («tanto monta») de ambos. Que sin su sagaz «política matrimonial» no hubiera accedido a la corona española la casa de Austria.. Tan cierto es ello como imposible, por ello mismo, que el Toisón figure en uno solo de nuestros escudos reales anteriores a los abuelos de Carlos I de España y V de Alemania.

Vale a veces la pena «fiarse de las apariencias» y desconfiar de las «fuentes fidedignas». Mejor le hubiera ido al «informador», de haber clavado la vista en la iglesia misma, en vez de atender ciegamente a lo que de ella cuenta la «Guía de Madrid» dada a la luz por el Colegio de Arquitectos. ¿Tropezón en la misma piedra? Acháquese a descuido («peculiaridad de estilo» incluida) el que en la primera edición, de 1982, se nos diga: «En la portada sur existen los únicos escudos reales en Madrid, anteriores a los Reyes Católicos.» ¿Qué disculpa, sin embargo, ha de tener la repetición textual del mismo error en la segunda y hasta en la tercera edición aparecida dos años más tarde?

DIARIO 16 - 03/04/1988

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