JOSÉ MANUEL AIZPURUA ARQUITECTO
Aún se habla hoy y se hablará en el tiempo
del tiempo de aquel barco.
El barco en alta mar y en la llanura
que, por inmoble, dicen tierra firme,
el hombre en vela, urdiendo el movimiento,
la proporción del mar, analizando el modo
de ser los navíos, la estructura
de lo que flota y vive;
el hombre,
José Manuel Aizpúrua.
arquitecto naval,
ordenador de sueños habitables.
Cuentan los que lo vieron
(los que nunca lo vieron, pero suponían amaneceres jubilosos,
constelaciones de bajeles, bancos
de viva sal
para alegrar la vida de las criaturas)
que era bello de ver y amable de habitar el confín de aquel barco y que tenia como nombre EL FUTURO
Cuando un hombre diseña en la llanura
la móvil condición, cuando aclimata
el módulo del mar en la meseta,
intenta o domeñar la mayestática
tenacidad del ponto
o hacer más navegable la ciudad de los hombres. José Manuel Aizpúrua, almirante,
armador, arquitecto diseñando
barriadas de veleros,
avenidas cual flota de falúas,
como la estela de los trasatlánticos.
Quienes lo vieron, exclamaban:
Mirad el orden de la linea
y la faz del color, de los colores,
rojo Van Doesburg,
Mondrian amarillo,
blanco Malevich,
la lumbre cenital del arco iris.
Era de día y al navío era
amianto y hormigón, tornasolada
multitud de poliedro,
la arista viva, espejo, equidistancia.
Cuando llegó la noche, luminosos círculos
pregonaban el cielo incandescente
de la nueva ciudad,
círculos, rosetones,
ojos de buey, lunares, salvavidas,
palpitación, intermitencia, ritmo
de Broadway boogie-woogie.
Viendo que era ejemplar la perspectiva
y el horizonte afín, José Manuel Aizpúrua
se enamoró del mar
y por el mar se enamoró del barco
y por el barco hacia navegable
la humana habitación y por el hombre
se enamoró otra vez de la distancia,
da la línea, de las proporciones,
del módulo del agua, de la naturaleza
de lo que flota y vive, de la fascinante
armonía del mundo.
Amó otra vez al hombre, hizo
navegable su sueño, grata la costumbre
y alzó la casa
(amable de habitar) inaugurada
en el amanecer del urbanismo
Cesa aquí la visión.
El mar al mar. la tierra en tierra
y en la ciudad el barco
que, si todos no vieron, deseaban
y en el barco las letras de su nombre:
JOSÉ MANUEL AIZPÚRUA, navegante, arquitecto.
NUEVA FORMA - 01/05/1969
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