La Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) cerró en Madrid sus puertas con el mismo olor de multitud con que las abriera. Ir a ARCO entraña ya todo un signo de liturgia popular: tomar el Metro en la plaza de España, salir a la luz en la estación del Lago, subir la costanilla que conduce al Palacio de Cristal, en la madrileña Casa de Campo, y parar en la tramoya que divide y subdivide el espacio festivo y ferial. Feria y fiesta comulgan, cual manda el rito, en el tornasol de su propio tinglado; que en tanto unos mercan, miran y admiran los otros.

En verdad que el recinto ferial adquiere aires de ciudad engalanada con motivo de fiesta mayor. Calles y avenidas de dentro, con los policromos tenderetes a diestra y siniestra, se despliegan y definen en perpetuo derroche conmemorativo... de la propia conmemoración, que todo es allí continuidad y colgadura, A vista de pájaro, la planta escalonada del Palacio de Cristal viene a ser algo así como el trasunto de Manhattan en pleno alarde luminotécnico; una versión de Manhattan en miniatura, una suerte de "macrópolis minimal" convertida, escaparate por escaparate, en calidoscopio de sí misma.

Instalada en la sede de la Institución Ferial de Madrid (IFEMA), la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) constituye un suceso variopinto y risueño donde los haya, tanto por el derroche del color, que propio es del oficio, como por la multitud de galerías nacionales y foráneas que a la cita concurren. Variopinto y grato, sobre todo, por la masiva asistencia del pueblo llano a un acontecimiento que a diario merece la indiferencia del común y, convertido en feria, recaba la atención de todos ("grandes —que dijo Manrique—medianos y más chicos").

ARCO es la feria de la "inversión" en una doble vertiente: la específicamente "económica" y otra que (también en un doble sentido) podíamos llamar "teatral". ¡Todo un despliegue escenográfico con el decorado "natural" de obras y obras... de primera mano! Pueden invertirse allí los dineros al tiempo que se invierten los papeles, que si en la práctica diaria son los artistas los que exponen, en el tinglado multicolor de ARCO pasan a ser protagonistas los directores de las galerías o las galerías mismas. La feria se convierte así en "galeroferia" y sus mentores (o jetes de cuadra) en "galeróforos".

Recurriendo a la nobilísima raíz grecolatina del verbo "fero" (que significa "llevar") se me ocurrió en otro tiempo acuñar el neologismo. ¿"Galeróforos"? Sí, "los que llevan una galería", que en eso del bien o mal llevar reside a fin de cuentas el protagonismo o el anonimato, la ganada o la quiebra. No pareció sonarle bien a alguno de ellos cuando todos se valen, y en común. del concepto y el acto que el neo vocablo implica, "¡Qué bien lleva fulana (o fulano) —es dicho consagrado en la jerga del gremio— su galería!", Y también: "¡qué buena línea lleva la galería de mengano (o mengana)!",

De eso va realmente la cosa. Abierto el escaparate de ARCO, ha tenido usted ocasión de verificar la línea que se lleva en América, la que ha dejado de llevarse en Europa... o la que la próxima temporada, llevarán los nipones. Bien está que por unos días hayan descansado los pupilos para que expongan (y se expongan) sus anuales "galeróforos", asumido por éstos el protagonismo y confinado el creador al papel de "artista secundario". Lo demás (que es lo más y mejor) ha corrido de cuenta del pueblo llano, dispuesto y bien dispuesto a entender la "feria" como espacio o antesala de la "fiesta",

La asistencia habitual a las galerías de arte, minoritaria a todas luces, se ha tornado, una vez más, masiva concurrencia en la "galeroferia", y lo que a instancias oficiales difícilmente consiguen durante su mandato (y con todos los recursos de su parte) lo logran en apenas cinco días los "galeróforos" merced al reclamo popular del tenderete- Cerca de doscientas veinte mil personas han acudido —dicen— a ARCO 87. rebasando con creces la cuenta de ediciones anteriores y con la esperanza de que la cifra se vea espontáneamente aumentada en ediciones venideras. El resto es y será pasto de la moda. Y no olvide usted que la moda se caracteriza porque pasa de moda.

CAUCE 2000 - 01/02/1987

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