JOSE LUIS VERDES
|
Con este originalísimo tinglado hizo suyo José Luis Verdes el premio de pintura en la última Bienal de Sao Paulo. Con esta ingeniosa tramoya en que, imagen de la vida, se le hará a usted no poco difícil discernir lo que es sombra de lo que es objeto, o delimitar las fronteras entre apariencia y realidad, entre imagen pintada, imagen proyectada y fija, o imagen igualmente proyectada pero móvil. Sencillo y complejo espectáculo. No se trata sino de las cuatro paredes de una habitación sobre cuyos respectivos planos, José Luis Verdes ha pintado unas figuras igualmente planas y monocromas como siluetas, y de un pasillo por el que transita el visitante. Tras él, hay unas auténticas siluetas, de madera, y tras las siluetas, cuatro focos (dirigidos, respectivamente, a las cuatro paredes) que se encienden y apagan con calculada intermitencia. Veamos. El contemplador avanza por el pasillo, de cara a la pared, en cuya palma quedaron pintadas aquellas figuras planas monocromas, bañadas por igual de un tinte oscuro y fugitivo como el humo. A espaldas suyas, permanecen las siluetas de madera. Avanza el visitante por el pasillo y apenas dio el primer paso, se percata de que una de las figuras (la que se ha movido) es su propia sombra, quedando las demás a merced de la intermitencia del rayo de luz. EL PAIS - 27/01/1977 |