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ELECCIONES ANTICIPADAS

El Gobierno ha decidido anticipar las elecciones, lo que etimológicamente equivale a tomarlas o cogerlas de antemano. Sobre la idea de “previsión”, en el «anticipar» prevalece la de «posesión». Se engendra la voz de nuestro caso en el matrimonio de la preposición latina «ante» (antes, delante, por delante y el verbo «capere», que significa «coger», «tomar». Lejos de avenirse, como algunos piensan, al concepto de «prevenir» o «prever», la acción y el efecto de «anticipar» comulgan con los de «poseer» y «dominar», y con el privilegio, por si fuera poco, de poder hacerlo a días, meses o anos vista.

Anticipa el que puede, no el que quiere. Sólo desde la opulencia se hace posible la anticipación, llevando la indigencia a la «solicitud del anticipo», costumbre española donde las haya, o las haya habido, que en trance anda de extinción, caso de no haberse esfumado sin remedio. La petición del proverbial y españolísimo «anticipo» quedó anclada, me creo, en los tiempos no lejanos del «seudodesarrollismo», cuando el “extra” en el comer, vestir o «alternar» veíase sufragado por tal vía, recuperada luego la «normalidad financiera» merced a las consiguientes y afloradas «horas extraordinarias».

No pocos son los préstamos que el verbo hoy aireado por los gobernantes ha tomado, entre la ironía y la metáfora, los usos hispanos. Dar a uno, por ejemplo, las «gracias anticipadas» entraña seguridad suficiente en el trámite de un favor o prebenda. Conceder, por el contrario, a otro «vacaciones anticipadas» significa tanto como cesarle en el cargo o empleo. Los tiempos han cambiado, viéndose hoy cercenado el estímulo, el voto de continuidad, la aspiración razonable... por la norma humillante de la «jubilación anticipada», sin que ello suponga, como diría el de más allá, «anticipar acontecimientos».

“Anticipándose a la acción del contrario” (igual, exactamente igual que, por gracia del comentarista, lo hace el delantero ante las narices mismas del guardameta), el Gobierno ha decidido tomar de antemano lo que con toda seguridad va a ser, porque ya lo es, de su absoluto dominio. Y los sufridos miembros de la leal oposición se han quedado entre anonadados y boquiabiertos, pese a afirmar que se hallan harto preparados para él lance. La verdad e; que la noticia les llegó de la pequeña y pública pantalla cuando empezaban a barruntar sobre ella destellos de gran control y privada propiedad.

Por la mano les ha ganado el partido en el poder, anticipando, «haciendo previamente suyas» cuantas cautelas recaban las elecciones y sus resultados. Se ha burlado de la oposición en alas de aquella figura retórica llamada, justamente, «anticipación», consistente en proponer como propia, y con ánimo de refutarla, la objeción que otro pudiera formular. Negaba y negaba el Gobierno toda posibilidad de adelantar los comicios, como la oposición para si hubiera deseado, y cuando asta, fiada de ciertas promesas o pactos, cerró el pico, vino aquél y le dio con las elecciones anticipadas en la cresta.

DIARIO 16 - 30/04/1986

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