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La jerga electoral

Hay una cierta tendencia (y más si fiesta y holganza van por medio) a pluralizar lo que singular resulta por etimología y, concepto. En vez del Mundial o la Olimpiada, decimos «las Olimpiadas» y «los Mundiales»; la Navidad y el Carnaval pasan a ser «los Carnavales» y «las Navidades», y, hasta San Fermin se multiplica por si mismo en la popular advocación de «los sanfermines». ¿Ocurre otro tanto ron «las elecciones»? Pluralizar, como es hábito, el alto único de «la elección» equivale, de acuerdo con lo dicho, a tomar: festivo ¡o serio, encargándose los políticos, con su particular.~ electoralista, de animar aún más la verbena: Desmiéntanlo, si no, Alfonso Guerra y Pablo González Mariñas, adicto el uno a la tradición arábigo-andaluza, y a la erótica del poder, el otro.

A Boabdil, llamado «el Chico», último rey musulmán de Granada, le traicionó otro Boabdil, su tío, llamado «el Zagal» (que en lengua árabe significa «el valiente»). Perdió Boabdil el trono y, al despedirse de la ciudad de sus amores y sus poderes, suspiró entre lágrimas («Suspiro del moro» se llama hoy la colina de aquel adiós). Y fue entonces cuando su madre, de hacer caso a la vieja leyenda, le increpó de esta suerte: «Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. » ¿«Reconversión» del dicho ya proverbial? En alas de presunta voz profética acaba de ser la frase renovada por el vicepresidente del Gobierno en la campaña electoral de Galicia; renovada, modulada y recompuesta (cual cumple) con claro acento andaluz y para aviso de airados oídos gallegos.

«Lloraréis de vergüenza delante de vuestros hijos cuando seáis conscientes de vuestro error», clamó Alfonso Guerra en la ciudad de Vigo, por toda o mejor contestación a la encendida protesta de los desempleados de la comarca. Convertido en quejumbrosa matrona sarracena, dio don Alfonso en trasladar al futuro de la disconforme clase trabajadora la cruda sentencia que en su presente pronunció la mamá de Boabdil. ¿Alcance de la execración? No tan amplio como el propio Guerra imagina; que de ella quedan excluidos cuantos carezcan de interés, -fuerza o gana a la hora 'de la. procreación... y todos aquellos que no se sientan conscientes de error alguno. ¡Un alivio! Si a Boabdil le traicionó su tío de igual nombre, nuestro «vice» se ha visto traicionado, por su propio cabreo.

Y la fiesta prosiguió, escrutados ya los votos, en la barriada de enfrente. Jamás unos escaños dieron tanto que hablar como los 'once conquistados por el bando que González Mariñas preside. «¡Se acabó el bipartidismo!» «¡El centro acecha!» «¡Luz verde a la tercera vía!» Tales y análogas exclamaciones salían jubilosas de la sede de Coalición Galega, en tanto el jefe, guiado por la erótica de un poder en ciernes, no dudaba en declarar: «Nosotros somos la novia. Son otros los que tienen que tomar la iniciativa.» ¿Para consumar el casorio? Junto al gozo del coaligado gallego, un dato descuella de su arrogante proclama: la descocada creencia machista en la noción de actividad y pasividad como algo respectiva y exclusivamente referido al género masculino y femenino.

Si desvanecer quiere su alegre estimación acerca de lo activo y lo pasivo en la relación amorosa (petición de mano incluida), desde aquí se le aconseja a González Maristas él repaso oportuno de uno de los ensayos de Ortega sobre el amor mismo. Más o menos textualmente viene el maestro a concluir que si la fiera, en general, se lanza a la presa, la mujeres es, no pocas veces, una presa que se lanza a la fiera. ¡Ponga atención el líder! De sus labios se nos aparece Coalición Galega cual novia cercada y abrumada de peticiones. Plantel tiene (por lo que el hacedor de la metáfora da a entender) donde elegir. Ande, sin, embargo, con tiento a la hora de tomar estado; que casos ha habido en que la bien solicitada, requebrada y floreada se quedó compuesta y sin novio.

DIARIO 16 - 02/12/1985

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