POESÍA - ANTE LAS SEÑORITAS DE AVIGNON

ANTE LAS SEÑORITAS DE AVIGNON

He aquí el antiguo mural,

quebrado, desguazado, circunciso

de la mano del rayo.

Aquí y a su luz el esqueleto,

aquí la mueca

de estas cinco espantadas criaturas,

sobrecogidas en su patética desnudez,

despiadadamente alumbradas del escombro

de la historia y a la espera

de otro semblante,

de una mirada nueva,

de cara a los nuevos tiempos.

Un armonioso cataclismo

a merced del relámpago,

en que la humana faz y la estatura

(material de derribo)

se descoyuntan y después renacen

entre la quiebra, el tornasol, la música

del cristal multicolor,

hecho añicos.

Y una mano

(que empujó la osadía)

de una pedrada ha desmembrado el muro.

el sacro ventanal,

la imagen y divina semejanza.

A merced del relámpago azuloso

la humanidad en cueros se desquicia

en el vivo temblor, en la fractura

irreparable del soberbio vano,

hurtado a la imponente

consistencia de la piedra medieval

(que ayer fue hierática morada),

y otra vez se genera por la gracia

o en el arte de un orden nuevo.

premonitor de futuras e inminentes empresas.

Pablo Picasso, hondero

implacable e inmisericorde,

acaba de arrasar, de norte a sur del muro,

la solemne vidriera de la edad perenne

para instaurar de entre el estruendo

policromo del vidrio fracturado

una semblanza nueva

y un nuevo paisaje.

GAZETA DEL ARTE

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