El monacato en España
empieza a funcionar a partir del siglo V. En realidad esto ocurre en toda
Europa, en todo Occidente. El fenómeno no es estrictamente cristiano,
sino pre-cristiano. Y no occidental, sino oriental. Lo que ocurre eso
que en Occidente se adoptó una configuración definitoria
y definitiva en cuanto a construcciones monásticas, marcada por
elementos anímicos y espirituales.
Para estudiar el monacato como fenómeno cultural hemos de remontarnos
al siglo V, y en concreto a la figura del obispo Dionisos Aeropagi1a.
Este obispo introdujo, en todos los monacatos, doctrinas harto peligrosas
y muy temidas por la Iglesia, entre las que cabría destacar el
"iluminismo" : si la verdad está en el alma y Dios se
comunica con el alma por vía unitiva, los sacramentos no sirven
para nada y de nada sirve la jerarquía eclesiástica. He
aquí la base del temor profesado por la Iglesia, un temor que supera
en ocasiones al levantado en torno a la Reforma en su tiempo.
La poética ascético-mística surge en Occidente alrededor
del siglo XII, en torno a la vida monástica reformada de San Bernardo.
Fray Buenaventura cultivó el género en el siglo XIII, y
en el XIV lo hicieron los grandes místicos alemanes, casi todos
heréticos, como Tauler o Huss (figura fundamental para el entendimiento
de la mística occidental, que defendió el más estricto
panteísmo en relación a la comunicación directa con
Dios).
No podemos olvidar a los místicos flamencos, Brueghel, por ejemplo,
influyó directamente en la mística española y en
la poética derivante. Y por último, Dionisio "el cartujo",
también flamenco, fue decisivo para los escritores franciscanos,
sobre todo los españoles.
Éste era el
panorama que ofrecía Occidente.
En España coexistieron
dos corrientes místicas nada desdeñables : la árabe
y la judía. Ambas florecieron en los tiempos de la ocupación
árabe y su influencia fue decisiva tanto en los judíos como
en nuestro mismo pueblo.
Valga una panorámica
general para dejar claro que la mística oriental y la occidental,
son bastante dispares, no ya por su contenido, sino por su forma.
La influencia que ha ejercido el mundo chino en ciertas expresiones modernas,
sobre todo a través del zen y el budismo, se ha manifestado en
una cierta tendencia en el arte.
La atracción por Oriente se hizo claramente manifiesta en el filósofo
alemán Schopenhauer. Occidente había vivido de espaldas
a Oriente. Pero cuando un filósofo de corte pesimista y talento
probado, decide mirar a Oriente, las cosas cambian (y Schopenhauer no
era ningún "gurú"), y su inquietud orientalista
quedó más o menos incorporada al pensar occidental. Así,
Lao-Tse o Li-Tai-Po son vistos como poetas occidentales, y sus poemas
aparecen junto a los de Valery y Goethe, en cualquier poética universal.
Veamos un ejemplo de
la poética en el mundo de la contemplación oriental, basado
en el nihilismo. Los propios existencialistas de nuestro tiempo dicen
que. el ser es un instante entre dos nadas. Sartre dijo : "..El no
ser engen
dra el ser, y el ser engendra el no ser; delante de cada instante está
el ayer, que es nada, y detrás está el mañana, que
es nada". Ésta es la idea de que la nada es el espíritu,
es lo que influye. Toda la poética de Lao-Tse gira en torno a esta
idea, sustentada en la figura de Tao, en el taoísmo.
¿Quién es Tao?. Esta es la pregunta fundamental. Tao es
la divinidad. Y, a la divinidad, ¿Cómo se la define?. Analicémoslo
en este poema, traducido al castellano por Marcelo de Juan. El poema dice
así:
"Tao, un triángulo
sin ángulo ni lados,
el espíritu del valle nunca perece,
porque el espíritu es aire, y el aire es anterior al valle,
y un día desaparece el valle pero queda el aire que es espíritu.
Tao, lo que hay dentro y fuera del triángulo.
Si Tao puede ser nombrado con palabras,
ya no es Tao.
Si su nombre puede ser pronunciado,
ya no es su nombre.
Tao no tiene nombre.
Tao es anterior al cielo
y a la tierra,
porque es anterior a todas las palabras.
Contempla el hombre con pasión la entraña de la vida.
Y con pasión acaricia la piel de la existencia.
Y halla que, fondo y superficie, son la misma cosa.
Tao no puede ser nombrado
con palabras,
pero yo me había olvidado en darle un nombre.
Y le llamé "grande".
Grande, ésto es,
que desaparece.
Que desaparece, ésto es, lejano.
Lejano, ésto es, que vuelve.
Treinta radios coinciden como uno solo
en el eje de la rueda,
y por la nada que hay ahí,
es por lo que la rueda se mueve".
El principio del Tao
es la nada como algo genérico. Se opone así al argumento
anselmiano según el cual, para que la definición de Dios
sea perfecta, es necesario que Dios exista, pues no sería imperfecta
la definición de un ser perfecto. Por contra, para que el Tao sea
una realidad omnipresente, no debe tener el cuerpo de la existencia, porque
sería algo así como un ermitaño.
Esta doctrina podemos entenderla a través de la vía poética,
y del influjo que dicha vía ha ejercido en la literatura occidental.
Li-Tai-Po es más
concreto y más cercano a Occidente en estos aspectos. La doctrina
viene a ser la misma, pero su poética actúa de algún
modo con las palabras. Oigan este poema traducido por mí de un
texto francés:
"El que vive es un viajero
en tránsito.
El que muere es un ser que torna a su morada.
Un breve trayecto entre el cielo y la tierra.
Un suspiro,
y ya no somos más que el-polvo de' los cien mil años.
En vano busca el conejo en la luna
el elixir de la vida.
El árbol de la inmortalidad
yace caído en un montón de leña.
El hombre muere,
sus blancos huesos enmudecen
cuando los verdes pinos
sienten el retorno de la primavera".
Este poema es una auténtica
maravilla. La idea nihilista subyace en un
contrapunto final inigualable, en esos versos contradictorios y
coincidentes:
"El hombre muere,
sus blancos huesos enmudecen
cuando los verdes pinos
sienten el retorno de la primavera".
Es un contrapunto digno
del maestro Juan Sebastian Bach y del mayor poeta que haya nacido entre
hombres (afortunadamente natural de Ávila): San Juan de La Cruz.
Una vez definido el
misticismo oriental desde el punto de vista poético, que es lo
que a mí me compete, vamos a analizar el cómo de los monacatos,
sobre todo los de la orden de San Benito, reformados por-San Bernardo.
Analizaremos el "ora et labora", ya apuntado por San Basilio;
y nos centraremos en un "et labora" de carácter más
intelectual que material.
La vida contemplativa se opone de manera clara, a vida activa. La vida
de pura contemplación monástica se basa en el silencio de
la obediencia y en la no comunicación con el mundo exterior y todos
sus males.
En España tenemos muy poca poética mística. En realidad,
¿Qué poética hay en él Medievo español
que no sea la poética de origen árabe, como lo son las jarchas?.
Las jarchas son un ejemplo insólito del predominio lírico
frente a la épica o la gramática, en la España del
siglo X. Los inicios del castellano son líricos, cuando la lírica
aparece en los demás pueblos con la madurez de sus lenguas, en
los renacimientos.
Los monasterios son los lugares donde se imparte la cultura. Ahora bien,
el clérigo, el que tiene por oficio la clerecía, no tiene
por qué ser presbítero u hombre ordenado. El clérigo
no tiene que estar necesariamente dedicado a la alabanza del Señor.
Es un hombre de la cultura, que mide bien los versos, opuesto por completo
a los juglares que- recorren los pueblos con su guitarra.
Gonzalo de Berceo, ¿era clérigo?. Claro que era clérigo.
Pero bajo ningún concepto podemos deducir que fuera monje. Es un
hombre que se educa y trabaja en el monasterio de San Millán de
la Cogolla. Los escritos no dicen que tuviera órdenes, ni mayores
ni menores. Sólo señalan que Gonzalo de Berceo estudiaba
en dicho convento.
Y, ¿qué
es lo que escribe?. Nada original: milagros de carácter bizantino
tomados de textos franceses en latín. "Los Milagros"
de Berceo son un alarde de sencillez, pero fueron escritos por un altísimo
poeta.
La consolidación
del castellano escrito propicia la aparición de un gran poeta,
aunque no debemos olvidar al anónimo juglar de Medinaceli, escritor
del "Mío Cid", cuyo carácter unitario e individual
está bien demostrado.
De cualquier forma
lo importante es que, en el siglo XII, el castellano, no sólo está
consolidado, sino que es capaz de engendrar ya a las puertas del siglo
XIII un altísimo poeta, Gonzalo de Berceo, que no sería
superado hasta el siglo XIV de manos del Arcipreste de Hita, posiblemente
el mayor y más grande poeta unitario que ha dado a luz la lengua
española.
Veamos qué nos
dice Gonzalo de Berceo de sí mismo. En primer lugar nunca afirma
ser de Berceo. San Millán sí nació en Berceo, pero
nuestro poeta se declara "natural" de la localidad, no "oriundo".
Y, como señalamos antes, no se atribuye carácter presbiterial
alguno; manifiesta haber sido educado en clerecía, en el ámbito
de San Millán de Suso.
Para Berceo la juglaría
no es incompatible con la clerecía. Por el contrario encuentra
totalmente compatibles la poética culta o clerical surgida en los
monasterios y la lírica popular que los juglares llevan de aldea
en aldea. Más aún, Gonzalo de Berceo se anda con exquisiteces
teológicas, lo que prueba que no era un monje, sino un clérigo.
Fue hombre que en los tonos no pudo ser más popular, perteneciendo
como pertenece al mester de clerecía.
Un "Mi1agro"
de Berceo relatado por él mismo, deja ver el carácter patético
y la calidad de este poeta, surgido del monasterio, ésto es de
la clerecía, aunque no haya indicios de que profesara.
Pongamos como ejemplo el Milagro de San Miguel de la Tumba o el Milagro
de San Miguel del monte Saint-Michel, en Francia. Este monasterio está
ubicado en una isla, en un lugar cortado a pico; vivir en el Monasterio
de San Miguel era muy difícil. Al parecer en el medievo ocurrió
allí un milagro, descrito por-Gautier de Poinsir.
Berceo y todos los poetas de su tiempo siguen a Gautier de Poinsir. Berceo
traduce el relato del latín al castellano. El milagro es una perfecta
maravilla, aunque queda muy confuso el por qué del mismo. No se
sabe muy bien cuál es la causa, sobre todo la causa del pecado
que origina un tremendo incendio; no se ve claro qué pecado fue
aquel o quién lo cometió, y si lo cometieron, fue injusto
que se produjera aquel incendio.
Dicen los manuales que la descripción se tomo de un texto de acuerdo
con el lugar, la expresión va acorde con el lugar; ésto
es la descripción. La narración por su parte, es la expresión
de los hechos de acuerdo con el tiempo. No hay narraciones sin descripciones,
aunque puede suceder lo contrario, como puede ocurrir en la descripción
de un paisaje.
Berceo calibra en el "Milagro de San Miguel de la Tumba", la
descripción y la narración en partes proporcionales.
En la descripción hace alarde de un realismo que marcaría
la. poética española. Por ejemplo, ¿qué es
una isla?; una porción de tierra rodeada de agua por todos partes,
dice el concepto. De una isla pueden decirse metáforas, las que
se quiera. Pero Berceo va al concepto geográfico fundamental, y
escribe: "..San Miguel de la Tumba es un gran monasterio, el mar
lo cerca todo, él está en el medio..". Ahí tienen
descrita una isla sin que se haya mencionado el término isla, ni
si la isla es pequeña o grande; acaba de describir el monasterio.
El monasterio ocupa la isla. Aparecerá una imagen, y un poeta malo
diría, sobre todo hoy, si es malo, que abundan, un poeta malo diría:
era una imagen gótica.., no, era una imagen románica, no...
Berceo no tenía el concepto de románico, pero sí
conoce bien las vírgenes románicas y las vírgenes
góticas. Y para decirle al pueblo llano que la virgen era románica
y no gótica dice : "..Estaba la Señora en el trono
sentada, el hijo en sus brazos, cosa es acostumbrada..".Efectivamente
las imágenes románicas tienen el hijo en sus dos brazo;
y es la costumbre de todo el románico, mientras que las vírgenes
góticas tienen el niño en su regazo, en un único
brazo..
Hechas estas dos precisiones donde se ve el temple y la categoría
del poeta, vamos a ver en qué consiste el milagro narrado por Berceo.
"..San Miguel de La Tumba es un gran monasterio; el mar lo cerca
todo, él yace en medio. Es lugar peligroso, do sufre gran lacerio
los monjes que allí viven en ese triniterio. En este monasterio
que habemos mostrado, había de buenos monjes un convento poblado,
altar de la Gloriosa, rico e muy honrado; en él rica imagen de
precio muy granado. Estaba la Señora en el trono sentada, el hijo
en sus brazos, cosa costumbrada. Los reyes rededor de ella, estaba bien
acompañada,
como rica madre de Dios santificada..".
Ahí termina la descripción. Ha descrito perfectamente lo
que es el monasterio, la isla e incluso la virgen románica con
la adoración de los reyes, que también es típica
de los altares románicos y sobre todo de los frontispcios románicos.
""..Cayó
rayo del cielo por los grandes pecados. Encendió la iglesia de
todos cuatro lados. Quemó los armarios y los paños sagrados.
Por poco que los monjes no fueron quemados.
Incendió los cálices y todos los frontales. Quemó
las ampollas y todos los ciriales. Fuera el fuego tan fuerte quemante
ni llegó a la Dueña ni llegó al Infante. Todos lo
vieron ésto por qui era maraviella, que nin fumo nin fuego: se
acercó a ella. El milagro preciado no cayó en el olvido,
fué luego bien dictado y en escrito metido..".
Puede que fuera una verdadera maravilla. Lo que no queda claro es quienes
son los pecadores, porque si un minuto antes ha dicho: "..En este
monasterio que habemos nombrado había de buenos monjes un convento
poblado..", luego señala: "..Cayó rayo del cielo
por grandes pecados..". ¿De los monjes?. No, acaba de decir
que eran una maravilla. ¿De la humanidad?. Entonces, ¿Por
qué iban a pagar el pato aquellos monjes?. No queda claro de dónde
sale el milagro, pero lo que fuera le hizo decir que los pecados eran
muy graves. Esa es la poética de un poeta, el gran poeta del mester
de Clerecía. Es nuestro gran poeta del s.XIII. Naturalmente eso
es lo que sería una poética monacal en sentido estricto,
una poética clerical surgida de los monasterios, no de los labios
de un monje y sí de los labios de un clérigo o experto en
saberes de clerecía.
Otro tipo de poética
en el s.XIII en España la tenemos al margen de los monasterios.
Es la poética de la corte, sobre toda de- Alfonso X el sabio.
En el s.XIII se redactan cantigas, la mitad de ellas procedentes de las
historias de los monasterios, y a diferencia de los de Berceo, son monasterios
españoles, no franceses. Un ejemplo de todos conocido, es la cantiga
del Rey Sabio a Nuestra Señora La Blanca de Villalcázar
de Sirga, un monasterio templario que nunca se terminó y que de
haberse concluido hubiera ocupado media Tierra de campos, porque el proyecto
y lo edificado casi ocupa la distancia entre Frómista y Carrión.
En esa inmensa mole, soberbia mole, hubo un monasterio en el que se produjo
un milagro.
El Rey va de romería, o de santiaguería, puesto que él
no va a Roma, o de jacobería. Va a hacer una plegaria a la Virgen
Blanca de Villalcázar en atención a los milagros obrados
en ese monasterio por la Virgen Blanca.
De todos es conocida la cantiga:
"..Santa María estrella
del día,
muestranos el camino hacia Dios
y guíanos.
Pues haces ver a los pecadores,
que habían de caer por sus pecados.
Que hacen osadía que no deberían.
Pero confían en tí y tu los guías.."
No es poética monacal, pero
surge con motivo de los milagros acaecidos en el monasterio.
A partir del siglo
XV, empiezan a notarse en España, los influjos de corrientes exteriores,
como la de Dionisio "el cartujo".
Los manuales dicen que hay tres momentos en la poética monacal
española, que abarcan cuatro reinados en la Historia de España.
El primer momento se correspondería con el reinado de los Reyes
Católicos. Es un momento de traducción de obras extranjeras,
siendo "el cartujano", el autor más traducido.
El segundo momento ocuparía el tiempo de Carlos I. Los escritos
son ya de monjes españoles, sobre todo franciscanos, como Bernardo
de Laredo y Pedro de Osuna. Destacar también la figura del Beato
Juan' de Ávila.
En un tercer momento, que acompañaría los reinados de Felipe
II y su sucesor, Felipe III, se asiste a la mayoría de edad, no
de la poética monacal en sentido estricto, sino de toda la poética
española. Aquí las palabras son ya mayores: Fray Luis de
Granada, Fray Luis de León, Fray Juan de los Ángeles, Malón
de Chaide, Santa Teresa, San Juan de la Cruz. Es difícil que el
siglo XVI se repita, no sólo en España sino en el mundo
entero. Poetas de tal calibre nacidos como en un puño, no aparecen
todos los días.
En el siglo XVII, con el advenimiento del Barroco, el género decae,
hasta que se apaga totalmente. Los tratadistas de esta época son
ascéticos, como al principio, y generalmente son jesuitas; tal
era.- el Padre Nieremberg por ejemplo. Hay algunas monjas que escriben
en un lindo estilo ascético, como Sor María Jesús
de Ágreda.
Pero el género decae rotundamente en este siglo, dando paso a la
gran poética profano-religiosa. De ambas corrientes participarán
nuestros grandes autores del Barroco: Tirso, Lope, Calderón, Quevedo
y Cervantes.
Esa segunda mitad del
siglo XVI, continuada en la primera del siglo XVII, es lo que conocemos
como el "Siglo de Oro". No es vana la metáfora; fué
de oro en verdad.
Pero volvamos a nuestra mística. ¿Cómo eran estos
escritores?. ¿Qué diferencias hay entre tinos y otros?.
Para analizar estos matices hemos de hablar de las distintas órdenes
religiosas del momento.
Tenemos por un lado,
las órdenes tradicionalmente monásticas : benedictinos y
cistersienses. Estos últimos, reformados por San Bernardo, siguen
en su rigor, pero sin producir poética ninguna; sus cánticos
latinos y sus estudios de meditación desaparecen, mientras prosperan
otras funciones de contemplación.
Las demás órdenes:
franciscanos, agustinos, dominicos, jesuítas y carmelitas, tuvieron
el honor de dar a luz ese ramillete de poetas altísimos que conoció
la lengua española en: tan breve período de tiempo. De estas
órdenes, dos son de fundación española: dominicos
y jesuítas. La orden de los carmelitas, aunque no fue fundada en
España, sí conoció aquí su reforma y animación
de manos de Teresa de Jesús.
El hecho de que tres
de las órdenes sean de creación o reforma española,
es un claro indicio de lo que fue aquel siglo en España.
Los franciscanos se
caracterizan por el intimismo, por la miliaridad, aunque están
muy influidos por doctrinas heterodoxas.
EL gran poeta franciscano
es, sin, duda alguna, Fray Juan de los Ángeles, un poeta que se
niega rotundamente a planteamientos teóricos, y dice frases como
éstas:
"..No es en el
razonar, ni en el inquirir, donde se halla la presencia de Dios, sino
en el amar y el desear..".
E igualmente dirá:
"..Aquello que es más antiguo que nosotros, no se alcanza
por la razón, sino por el deseo..".
Estas teorías intimistas ponen a Fray Juan de los Ángeles
al borde de la herejía. En realidad , todos los poetas místicos
españoles bordean la herejía. Y eso es lo bonito: bordear
la herejía sin caer en ella.
Todos ellos andan al borde de la cárcel; Fray Luis está
en la cárcel; con la monja Teresa no se atreven, no por falta de
ganas, sino porque era mucha monja; sí pudieron con Fray Juan de
la Cruz, hoy San Juan de la Cruz, a quien tuvieron nueve veces preso en
Toledo, de donde se evadió de, una forma inexplicable, extrañísima,
reapareciendo luego en Úbeda:
"En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡Oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada."
Juan de la Cruz, por la vía del éxtasis, podía marcharse
tranquilamente
de la cárcel de Toledo, y amanecer en Úbeda.
Está claro que la orden de los franciscanos es la más intimista
y familiar. Junto a ellos, los agustinos, llevar la carga de un personaje
de calibre, San Agustín, y de todo el influjo platónico
heredado por el Santo. Ésto propició que en la poética
de los agustinos dominara más el voluntarismo que el conceptualismo.
Tal es el caso de Malón de Chaide o el gran Fray Luis de León.
Hasta aquí las corrientes "afectivas". Veamos ahora las
"intelectuales", protagonizadas por dominicos y jesuítas.
Los dominicos, con sus grandes naturalistas como Cano, Vitoria y Báñez,
y sobre todo con su gran tratadista en poética y teología:
Fray Luis de Granada, dan un carácter más intelectual al
problema de la ascética y al problema de la religión, que
el impreso por agustinos y franciscanos.
Los jesuítas, aunque son voluntaristas, soportan una tremenda carga
de dogmatismo, que originó teologías como la del Padre Suárez,
que valida el voluntarismo pero en el marco de un dogmatismo intransigente.
Los carmelitas son los grandes místicos españoles, porque
en ellos se concentran las dos grandes corrientes: la intimista de franciscanos
y agustinos, y la racionalista de dominicos y jesuítas. Los carmelitas
comulgan con lo uno y con lo otro, de tal suerte que San Juan de la Cruz,
coincide a veces con un intimismo prácticamente indescifrable en
la exposición de sus teorías; y qué decir de Santa
Teresa.
Entre los dominicos destaca Fray Luis de Granada y entre los jesuítas,
además de San Ignacio (cuyo libro fundamental, los "Ejercicios
Espirituales", demuestra su gran conocimiento de la psicología
humana), destaca un gran escritor, el Padre Riva de Meira. En el siglo
XVII, ellos son quienes continuan la decadencia de la tratadística
ascética y- economística.
Éste es el espectáculo de la poética de los antiguos
monasterios y sus clérigos, de la mística y la ascética
que habrían de encarnarse en una nueva poética universal,
sobre todo de la mano de San Juan de la Cruz.
La ascética
significa ejercicio y no es más que el esfuerzo del alma por acercarse
a Dios a través de la práctica de la virtud, frente al vicio.
Para acercarse a Dios existe una vía purgativa, nos dicen ellos:
la "purgatio", que radica en la práctica de la virtud
para combatir el pecado.
Pasada esta primera fase, hay una segunda que es la iluminativa, "illuminatio",
en la que el alma, libre ya de las pasiones negativas o corruptas, pasa
a entenderse y a dialogar con Dios. Podría decirse que esto constituye
una vía mística, pero sería erróneo.
Por último está la vía unitiva. El alma alcanza el
contacto directo con Dios, al margen de su acti
d. Es una vía
rotundamente pasiva, gratuitamente dedicada por Dios a las criaturas que
Él elige. Siempre se dice que las elige de entre los ascetas, pero
a veces no ocurre así. Es una "gratia" en sentido estricto;
una vía gratuita por la que Dios elige para su diálogo,
a unas ciertas almas privilegiadas.
¿Cómo
funcionan estas tres vías en nuestros místicos y en sus
escritos?.
Fray Luis de León, de místico, no tiene absolutamente nada.
Hay rasgos de asceta en su vida, no en sus escritos.
No ocurre así en; su cofrade, Malón de Chaide, por ejemplo.
Fray-Luis de -León
es un hombre forjado en el Clasicismo, es un hombre del Renacimiento en
sentido estricto. Conoce muy bien el latín y el Antiguo Testamento.
Precisamente la traducción de "El Cantar de los Cantares",
le llevó a la cárcel. Gran lector de Virgilio, y de Horacio
sobre todo. Horacio, como saben , es el gran difusor de las doctrinas
de Epicuro. Fray Luis es un epicúreo nato: un hombre que ve en
el placer de la soledad el ideal de la vida. El placer es por él
entendido como algo espiritual, no material.
Horacio dice de sí mismo: "De grex Epicure in porcus",
"Soy un puerco del rebaño de Epicuro". Pero lean a Horacio
y verán que de "puerco" no tenía absolutamente
nada.
Ver en Fray Luis el menor atisbo de misticismo es un absurdo. Su poema
"Qué descansada vida", por todos conocido, describe con
todo detalle su interpretación del epicureísmo:
"Qué descansada vida,
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida senda
por donde han ido los pocos sabios
que en el mundo han sido.
.../
¡Oh campo!, ¡Oh monte!, ¡Oh río!.
¡Oh seguro deleitoso!.
Roto casi el navío,
a vuestro amo reposo,
huyo de aqueste mar impetuoso,
un no rompido sueño..
.../
Y mientras miserablemente
se están los otros abrasando,
tendido yo a la sombra esté cantando".
¿Dónde
está la mística?. Lo que hay aquí es un sentido clásico
del epicureísmo. La vida de Fray Luis oscila entre dos fronteras:
la cultura de su tiempo y el rieoplatonismo; nunca el misticismo.
Fray Luis de León es un soberbio alumno de Platón, al que
conoció, mejor que nadie, a través de su maestro San Agustín.
Lo que nos ofrece en sus poemas, presuntamente místicos, son teoría
y ejemplo platónicos de primera calidad.
Todos conocen el "Mito de la Caverna", que encierra la esencia
del pensamiento platónico sobre el conocimiento. Platón
nos habla de una divinidad y de un ser en sí mismo. Un ser que
es, al mismo tiempo, bueno y bello. Belleza y bondad, son la misma cosa,
y están, para Platón, desvinculadas de las criaturas. La
idea monista es clara. La idea de un Dios que es ser, que es el que es,
que es bueno y es bello, que es el bien y la belleza, influye de manera
decisiva en la poética de Fray Luis de León.
El "Mito de la caverna". Un hombre se encuentra frente a una
pared, en el interior de una gruta. Está atado, de pies y manos;
un dogal le impide mover la cabeza. A sus espaldas hay una luminaria.
Ésta hace que los objetos y figuras que se interponen entre él
y la luz, proyecten sobre la pared a la que el hombre mira, una serie
de sombras.
Este hombre de la caverna es un ser razonable, que cree en el principio
de la. causalidad.. Por ello entiende que, las sombras proyectadas sobre
la pared, lo único que el puede visualizar, han de corresponderse
con unas realidades. Cuando al hombre lo liberan, contempla ávido
y ansioso esas realidades que Platón llama "ideas", realidades
verdaderas contenidas en el propio ser: la bondad y la belleza.
Ésta es la interpretación más extendida. Sin embargo
quería exponerles la que diera en su día el gran filósofo
alemán Martin Heidegger, sin duda el último gran filósofo
que ha dado Occidente.
Heidegger, al que tuve ocasión de visitar en la Selva Negra, en
un pueblecito de Basilea, ofrece una versión algo más pesimista.
Cuando al hombre lo liberan y puede, por primera vez, contemplar las realidades
verdaderas, se precipita al exterior de la caverna en busca de la luz.
Se encuentra con el sol. Lo mira cara a cara, y tras tantos años
en la oscuridad, queda para siempre ciego.
Para Heidegger el más enigmático de los sucesos es el propio
Ser. El Ser se nos escapa porque nos rodea, nos cerca. El Ser está
en todo y todo es Ser. Cuando intentamos mirarlo cara a cara, nos ciega.
Pero volvamos a Fray Luis de León. El ansia del poeta se concentra
en el momento en que se rompan sus ataduras, el momento en el que podrá
contemplar el bien, el Ser, la belleza.. Han de desaparecer las. ataduras
de la "cárcel de los sentidos", como explica Platón.
El místico tiene anhelos distintos porque vive unitivamente con
Díos. Escuchemos por ejemplo a Santa Teresa:
"Ya toda me entregue a tí,
y de tal suerte he trocado,
que mi amado es para mí
y yo soy para mi amado".
He aquí los
límites del místico, totalmente distintos a los esgrimidos
por los platónicos.
En Fray Luis se conjugan el Clasicismo y el Neoplatonismo. El Epicureísmo
se palpa en su gusto por la vida retirada. Y por último no podemos
olvidar, su actitud estoica heredada de Séneca.
Cuando sale de la cárcel y se reincorpora a la cátedra,
Fray Luis retoma su lección diciendo: "..Como decíamos
ayer..". Esta frase denota el temple de un estoico, de un clásico,
no de un místico.
Vayamos ahora con nuestro dos grandes místicos: Santa Teresa de
Jesús y San Juan de la Cruz.
Teresa de Jesús es un personaje imposible de encasillar. Los ángulos
desde los que podemos contemplarla son muchos y variados. Pasó
su vida funda que te funda, ríe que te ríe con los obispos
y demás jerarquía. A nadie se le ocurría meterse
con la monja...
Es curioso que el pobre San Juan de la Cruz, que al fin y al cabo sólo
fundó cuatro o cinco casas, fuera encarcelado. Santa Teresa le
recrimina en sus cartas; le dice que es un "pasmao" y que es
necesario tener un poco más de energía.
Encuadrar a Santa Teresa en la mística, es poco para ella.
La mística es sólo un capitulo de su vida. La Santa describió
como nadie las tres vías. Con un fondo pasivo, característico
de todo místico que se precie, logra plasmar un estado de gracia
en el que- ell alma no puede hacer sino permanecer. "..Quedeme y
olvideme..",. nos dice San Juan de la Cruz.
Sin embargo hay que
decir que, en Santa Teresa, tal pasividad no constituye más que
el "fondo". La Santa es activa, por no decir "activista",
gran defensora de la contemplación activa. "Dios anda entre
los pucheros.." Dios lo que quiere son obras.
Es increíble el tono coloquial que alcanzan nuestros místicos
en ocasiones. Comparen, por ejemplo, la cita de los "pucheros",
con los poemas de Li-Tai-Po o Lao-Tse.
Hay algo que muy pocos tienen en cuenta y que considero por el contrario
importante. Es fácil ser místico de "altos vuelos"
y mal poeta al mismo tiempo. El místico tiene la visión
de otra ribera, la experiencia de otro lugar; sus historias son "otras
historias".
De ahí la grandeza de nuestros místicos. San Juan de la
Cruz, con sus ejemplos y metáforas, con su altísima poética,
nos describe su éxtasis perfectamente; la emoción de su
poesía filtra la vibración de quien lo vio, de quien protagonizó
la unión mística.
Quien lee el "Apocalipsis" queda asombrado de la inverosimilitud
de
lo narrado por Juan "el evangelista". El narrador pierde en
ocasiones el hilo de su propia narración, y en esos momentos se
le hace imprescindible el uso de una "maletilla" que contrarreste
la confusión que él mismo ha creado: "..Y ésto
os lo cuenta quien lo vio, naturalmente".
Un místico puede serlo en profundidad, ahí tenemos a Francisco
de Osuna, pero no por ello ha de ser un gran poeta. Santa Teresa,. sin
ir más lejos es estupenda recreando sus experiencias místicas
en prosa. Por contra, su vena poética es rotundamente secundaria;
"El Libro de las Fundaciones" vale mucho más que todos
sus poemas, que, por añadidura, son pocos y sin muchas pretensiones.
Los ejemplos que nos
ofrece Santa Teresa son muy teóricos y poco emotivos. El trance
místico debe producir en el lector, una emoción electrizante.
Se trata de una experiencia en "el otro lugar", en la frontera
exacta de lo desconocido. San Juan de la Cruz siempre produce esta emoción,
por eso el más grande de los poetas.
Veamos cómo se expresa Santa Teresa:
"Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
¡Ay, que larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!"
La idea suicida es
muy típica en los místicos. El anhelo de morir, el morir
por el morirse. Pero lo que quiero que vean es que no hay profundidad
poética en Santa Teresa. Personaje singular que excede el marco
de la mística, nuestra Santa representa un arquetipo de un tipo
de mujer hasta entonces desconocido. Es una heroína doméstica,
no hace milagros y, en mi opinión, la poética no es lo suyo.
Pero sin duda alguna España conoció en la figura de Santa
Teresa, una de las mejores literatas e historiadoras de toda su Historia.
La poética de
San Juan de la Cruz constituye un hito en la literatura. Ningún
poeta, nacional o extranjero, ha escapado a sus influjos. Los versos de
este caballero nos regalan la vía unitiva con sólo leerlos.
Y ésto, señores, lo logra como poeta, no como místico.
Se dice que el lenguaje
de las místicos es "inefable". En efector en latín
este término significa: lo no decible, lo que no se puede decir.
El místico no halla palabras para describir lo que ha vista y contemplado
en una "región" a la que ha accedido por vía unitiva.
¿Cómo explicarlo si las palabras de aquí no coinciden
con aquella visión?. El místico utiliza los ejemplos, y
todos los ejemplos del místico se basan en la contradicción.
"..Entreme donde no supe...", "...La noche oscura del alma..".
He aquí
la inefabilidad de San Juan de la Cruz.
El concepto de la "noche oscura" es fundamental en nuestromístico.
El poeta T.S. Eliot aporta algunas luces al entendimiento de este término.
La "noche oscura" de San Juan de la Cruz no tiene límites.
En ella, según Eliot, toda concreción desaparece; no hay
fronteras, sino campo abierto para la experiencia y también para
el miedo. La noche se aleja de una concepción nihilista, para aproximarse
a una frontera totalmente distinta, en la que los mismos miedos velan
la situación. La "noche oscura del alma" es un paréntesis
entre la vía purgativa y la vía iluminativa, y después
entre la vía iluminativa y la unitiva. Este paréntesis,:este
salto que hay que dar, es como una noche oscura, que da miedo porque no
tiene fronteras. Para alcanzar la "noche del espíritu",
San Juan de la Cruz atraviesa la "noche del sentido", "la
noche oscura del alma". Véanlo:
NOCHE OSCURA
"En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada;
a escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada;
en la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada,
¡oh noche que juntaste Amado con amada,
amada en el amado transformada!.
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire del almena
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado."
Dice Eliot utilizando
unos versos de: San Juan de la Cruz:
"..Esperad, pero sin esperanza. Se os dará. la que se os promete.
Pero tenéis que hacer esa aventura des trascender al umbral...
Porque bien pudiera la esperanza haceros equivocar el objeto de ella misma".
Si yo me trazo una esperanza cierta, en primer lugar he desdeñado
todas las demás. Por eso es la rotundidad de la noche lo que hay
que aceptar, no cualquiera de sus designios. San Juan de la Cruz llega
hasta el otro lado del monte, a través del peligro, de las fieras,
de las tentaciones. Pero él no va a ciegas, busca amores guiado
por el mismo amor. San Juan de la Cruz avanza hacia algo desconocido en
cada trance.
Recuerden ustedes el contrapunto que nos ofrecía Li-Tai-Po como
broche de su poema y admiren el que nos brinda San Juan de la Cruz:
"Que bien sé yo
la fonte que mana y corre,
aunque es de noche".
Éste es el camino
del místico. La noche profunda le rodea, pero sabe muy bien dónde
se halla la fuente, y corre tras su sonido:
"..Aquella eterna fonte está
escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
En esta oscura noche de esta vida,
que bien sé yo por fe la fonte frida,
aunque es de noche.
Su origen no lo sé, pues no lo tiene,
mas sé que todo origen della viene,
aunque es de noche.
Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben della,
aunque es de noche.
Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz della es venida,
aunque es de noche..".
Observamos los términos
de lo inefable. La evidencia total: "Que bien sé..",
frente a la ignorancia absoluta: "Aunque es de noche.."
Y llega un momento en que incluso el nexo subyacente y mínimo de
estos versos se pierde. El místico desconecta y nos sorprende con
esta maravilla final:
"Aquí se está
llamando a las criaturas,
y todas de ella se hartan,
aunque a oscuras,
porque es de noche.".
Es inútil buscar
una conexión entre el "hartarse" (saciarse) y la oscuridad
de la noche. No hay nada anormal en hartarse en una fuente cuando es de
noche. El místico ya no puede expresarse con palabras. El proceso
le ha hecho olvidar el. nexo de la razón.
El "Cántico Espiritual" es el poema más grande
que jamás haya escrito el hombre. Representa un concepto del mundo,
de la vida Y es algo más que un poema, porque expresa una realidad
universal, el propio vivir.
En la primera parte todo son preguntas. En la segunda todo son respuestas.
Hasta que llega "el Amado".
Intentaré explicarles con la mayor claridad, cómo "funciona",
a mí juicio, este personaje insólito.
San Juan de la Cruz construye siempre-con el metro que le es preferido:
la lira. Como saben, esta estrofa es invento de un español del
Renacimiento, que inicia así una de sus "Églogas":
"Si de mi baja lira
tanto pudiera el son en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la fuerza del mar en movimiento".
La lira tiene siempre
una significación musical y una significación plástica.
Su característica principal es que hay que construirla al revés,
con el sujeto al final.
San Juan de la Cruz busca esta estrofa por encima de todas las demás.
Es una estrofa que construye, es la estrofa del edificio, de la morada,
de la ciudad.
La enseñanza clásica le influye también, aunque no
tanto como a Fray Luis, que es la reproducción genial de un clásico.
Los contenidos de San Juan de la Cruz son universales. Podemos incluso
encontrarlos en un pintor constructivista ruso, de los más abstractos.
Su nombre : Malevitch. Dedicó el pintor dos. cuadros , uno al blanco
y otro al negro. "La noche oscura del alma", está perfectamente
representada en su "Negro sobre negro". El artista llega a síntesis
tremendas. Las líneas de sus cuadros son convergentes, nunca llegan
a ajustarse. La tensión es constante: ésto conduce a ésto,
pero nunca llega.
En el escultor Chillida esta tensión y esta convergencia de líneas,
se da muchísimo. Visualicen su obra "Rumor de líneas"
; las líneas tienden a unirse pera nunca se unen.
Centrémonos en San Juan de la Cruz.
"Pastores los que fuéredes
allá por las majadas al otero,
si por ventura viéredes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco; peno y muero".
La primera parte de
la estrofa está construida con objetos: llano, majada, otero. Después
da paso a los conceptos: por ventura, adolecer, penar, morir. He aquí
un universo encerrado en sí mismo, al margen de cualquier explicación.
La fórmula de San Juan de la Cruz, no sólo en este fragmento,
sino en todo el "Cántico Espiritual", consiste en ascender
a través de las cosas, hasta llegar a lo trascendental; En ese
punto se obtienen las respuestas; en este caso concreto, los conceptos.
Como ya he señalado, en la primera parte del "Cántico
Espiritual" todo son preguntas. Pero San Juan de la Cruz no interroga
sobre lo desconocido, sino sobre lo que conoce bien. Pongamos algunos
ejemplos.
"..¿Adónde te escondiste..?..". El poeta mismo
tiene la respuesta: "..adonde me sabía..".
"..Decid si por vosotros ha pasado..". La solución está
clara: "..mil gracias derramando / pasó por estos sotos con
presura..".
El poema nos va dando todas y cada una de las respuestas.
Todo este cúmulo de preguntas, mantienen un climax ascendente,
hasta alcanzar por fin un momento absolutamente deslumbrante.
El alma, una mujer, se asoma a un caudal por el que el agua está
corriendo. Y la mujer piensa: si en este instante aparecieran los ojos
del Amado... De repente ¡aparecen!. Es un momento de tal explosión,
que hasta la estrofa se quiebra, para dar paso a la voz del. Amado.
"¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Esposo
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otro otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.."
La metaestrofa a que
da lugar la quiebra del ritmo, es algo insólito, que no aparece
en textos ni en manuales.
La segunda parte del "Cántico Espiritual" se adentra
en los
secretos de lo Sagrado. Conocemos las interpretaciones teológicas,
las explicaciones de Eliot. Pero la alucinación final, es mejor
dejarla en alucinación.
"Que nadie lo miraba..
Aminadab tampoco parecía;
y el cerco sosegaba,
y la caballería
a vista de las aguas descendía"
Pretender interpretar
ésto, es mucho pretender. Estamos ante una de las visiones más
alucinantes que nadie haya contado. No explica nada, sino un mundo que
no es este mundo.
Y con estos versos del "Cántico Espitual", fruto de la
bien portada pluma de San Juan de la Cruz, daré por concluida mi
charla.
CÁNTICO ESPIRITUAL
Esposa
"¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras tí clamando, y eras ido.
Pastores, los que fuéredes
allá por las majadas al otero:
si por ventura viéredes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, pena y muero.,
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores
ni temeré las fieras
y pasaré los fuertes y fronteras.
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!,
¡Oh prado de verduras
de flores esmaltado!;
decid si por vosotros ha pasado.
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura y,
yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
Mas ¿cómo perseveras,
¡Oh vida!, no viviendo donde vives,
y haciendo por que mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?
¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?;
y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste
y no tomas el robo que robaste?
Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo¡
Esposo
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma..."
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