El escudo y la bandera.
Memoria y diseños de los símbolos de la Comunidad Autónoma de Madrid.


REALIZACIÓN GRÁFICA

A comienzos de septiembre de 1983, en el curso de una reunión en el despacho del Consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, don Javier Ledesma, nos fue planteado a Santiago Amón y a mí el problema, cuya solución debíamos abordar: el diseño de los símbolos básicos de la Comunidad, escudo y bandera, necesarios junto con el himno, para cumplir lo prescrito en la Constitución y en el Estatuto de Autonomía.

Es claro que la creación del sistema de identidad visual para una nueva institución política y administrativa es tarea llena de matices. Lo histórico, lo simbólico, lo heráldico, lo ideológico, lo político cruzándose y complicándolo todo. Mi actitud como diseñador del sistema de símbolos y las normas para su articulación ha sido estrictamente profesional.

En el curso de esta primera reunión de trabajo revisamos como antecedentes inmediatos los símbolos utilizados por la anterior Diputación de Madrid, un escudo formado por la acumulación de los distintos partidos judiciales de la provincia y un signo, ganador hace años de un concurso, que representa el perímetro aproximadamente triangular de Madrid.

Yo creo que no había transcurrido una hora de conversación y ya habíamos determinado los conceptos básicos a partir de los cuales empezar a diseñar:

El color de Castilla.
Dos castillos amarillos/oro.
Siete estrellas blancas/plata.
Corona real amarilla/oro.

Todos estos elementos, combinados de un modo, todavía indeterminado, conformarían el escudo de la Comunidad. Ya desde este primer momento tomamos la decisión de que la bandera contuviera sólo las siete estrellas y no el escudo completo, aunque me comprometí también a estudiar esta segunda posibilidad y proponer bocetos.

Al término de la reunión fuimos recibidos por el Presidente de la Comunidad, señor Leguina, al que "contamos" el proyecto. Su aprobación e instrucciones para seguir adelante fueron inmediatas. Es asombrosa la rapidez con la que fue resuelta la primera fase de un problema conceptual y formal de tanta complejidad.
A partir de este momento comienza el proceso de formalización.
Y comienzan los problemas.

El primer diseño abordado fue el del escudo. Al cabo de pocos días me encontré con un hecho sorprendente: nadie parecía saber exactamente cual es el color de Castilla. ¿morado?, ¿rojo?, ¿grana? Las conclusiones de Santiago Amón, descritas brillantemente en su Memoria, son terminantes. El morado es sólo el producto de una serie de mixtificaciones terminológicas, históricas e incluso climatológicas (la intemperie convierte en morada la tela roja). El auténtico color de Castilla es el rojo carmesí. Pero tampoco está nada claro qué color sea éste. Las acepciones que veo en el diccionario no aclaran demasiado. Una de estas acepciones remite a la voz "grana", cuya descripción complica un poco más el proceso. Al final, después de analizar toda la información acumulada, decidimos utilizar el color denominado Súper Warm Red en el catálogo internacional Pantone. Parece excesivo que después de un proceso tan laborioso y exclusivamente técnico se hayan querido ver en esta elección oscuras razones ideológicas...

También el diseño de los castillos planteó problemas de interpretación de los antecedentes iconográficos. Castillos con una, dos o tres torres. Con una, dos o tres ventanas. La forma elegida es la más respetuosa con la tradición y la que permite una formalización más congruente con la estructura general del escudo.
Las estrellas. Desde el primer momento tuve la evidencia de que las siete estrellas blancas sobre orla azul que aparecen en el escudo de la ciudad de Madrid eran un motivo simbólico con extraordinarias posibilidades de desarrollo.

Cuando, gracias a las investigaciones de Santiago Amón supe, además, que estas siete estrellas simbolizan, según múltiples datos, la constelación de la Osa Mayor, la seguridad de haber encontrado la idea básica para crear la identidad de la Comunidad de Madrid fue absoluta.

Bien. Ya tenemos el gran concepto. Sobre fondo rojo, rojo carmesí, el color de Castilla, siete estrellas blancas/plata. Pero, ¿cuántas puntas deben tener las estrellas? ¿Por qué las estrellas que aparecen en el escudo de la ciudad de Madrid son estrellas de seis puntas? No parece haber una respuesta concreta, tampoco, para esta pregunta tan simple. A lo largo de los siglos Madrid ha tenido en sus símbolos estrellas de cinco, seis, ocho puntas... En el estudio de Joaquín Carrascosa "Historia de los Escudos de Madrid", aparece un escudo del año 1212 con siete estrellas de cinco puntas, en plata, sobre el cuerpo de un oso/osa. En otra ilustración del interesante estudio citado aparece un escudo del año 1967, similar al utilizado actualmente pero con estrellas de cinco puntas en vez de seis. Por cierto, las estrellas aparecen en blanco sobre orla azul que envuelve el escudo, perdida totalmente su relación visual con la constelación que les da origen.

Todos estos datos no hicieron más que confirmar la hipótesis ya formulada en la tan citada primera reunión de trabajo. Las estrellas serían de cinco puntas, y lo serían, además, por muy concretas razones de tipo visual. La estructura básica de su trazado es un pentágono, el más enigmático de los polígonos regulares, y el desarrollo posterior de un sistema de estrellas pentagonales nos parece lleno de posibilidades.

Argumento final: don Vicente de Cadenas, decano de Cuerpo Rey de Armas, en su muy documentado "Diccionario Heráldico" (Madrid, 1976), define: "Estrellas.-Constan de cinco rayos o puntas. Caso que lleven más rayos es preciso indicarlo. Fig. 106". Fin de la cita.

Formulación completa del símbolo básico: sobre fondo rojo, siete estrellas de cinco puntas en blanco/plata.

Cuál debe ser la disposición de las siete estrellas. He aquí otra parte del problema. He desarrollado diferentes soluciones: seis estrellas alrededor de una central, colocadas en columnas de tres a ambos lados de los castillos y la séptima en la parte inferior; todas en una sola hilera... La solución adoptada dos hileras superpuestas de cuatro y tres estrellas, lo ha sido por ser la que mejor se adapta a su doble utilización en el escudo y la bandera, aparte de conservar morfológicamente cierta analogía con la constelación de la Osa Menor. También se han querido ver perversas intenciones ocultas en las cinco puntas...
La corona real. Es la tradicional española, cerrada. Su tratamiento gráfico responde a una búsqueda de congruencia con el resto de los elementos que conforman el escudo, que se conforma así, naturalmente, al unir sobre un soporte común los elementos descritos por separado.

Veamos como son definidos ambos símbolos, bandera y escudo, en la Ley 2/1983, de 23 de diciembre.

Artículo 1
La bandera de la Comunidad de Madrid es roja carmesí, con siete estrellas en plata, de cinco puntas, colocadas cuatro y tres en el centro del lienzo.

Artículo 2
El escudo de la Comunidad de Madrid consta de un solo cuartel de gules y en él, de oro, dos castillos pareados, almenados, donjonados, aclarados de azur y mampostados de sable, surmontados en el jefe por siete estrellas de plata, colocadas cuatro y tres.

Al timbre, corona real, cerrada (sigue la descripción completa de la corona).
Me parece muy positivo que un proceso creativo y formalizador de tanta complejidad haya dado como fruto un repertorio iconográfico tan fácil de describir verbalmente y tan cargado de antecedentes históricos/legendarios. En este momento, febrero de 1984, está en curso el diseño y realización de un Manual de Identidad Corporativa de la Comunidad Autónoma de Madrid. En dicho Manual se codifican, inequívocamente, todos los elementos que constituyen el sistema de diseño: símbolos, logotipos, colores, estructuras... y las normas para su utilización.

 
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